habla de
loquela,
pero en el mismo contexto utiliza también
ydioma,
referido tanto a las lenguasconfundidas como a la lengua hebrea que permaneció intacta. Así habla de la
loquela
de losgenoveses o de los toscanos, pero utiliza también
lingua
refiriéndose al hebreo o a los dialectos delvulgar italiano. Parece, pues, que tanto
ydioma
como
lingua
y
loquela
deben interpretarse en elsentido moderno de «lengua»,
langue
en sentido saussuriano.Parece que con el mismo sentido utiliza Dante
locutio:
por ejemplo, en el mismo texto de laconfusión babélica (I, VI, 6-8), cuando explica que después de la confusión los obreros de la torrehablan lenguas imperfectas, dice que «tanto rudius nunc barbariusque locuntur», y unas líneas másabajo, al referirse a la lengua hebrea original, habla de «antiquissima locutione».No obstante, en tanto que
ydioma, lingua
y
logúela
son términos marcados, es decir, que sólo seutilizan cuando se quiere hablar de una
langue,
parece que
locutio
tiene un ámbito de uso másgenérico y aparece incluso cuando el contexto tiende a sugerir la actividad de la
parole,
el proceso, ola facultad misma del lenguaje. A menudo, Dante habla de
locutio
como si fuera un acto de habla:por ejemplo, a propósito de ciertas voces animales se dice que tal acto no puede ser llamado«locutio», en el sentido de que no es una actividad lingüística auténtica (I, II, 6-7), y se utilizasiempre
locutio
para los actos de habla que Adán dirige a Dios.Estas distinciones aparecen claras en el fragmento (I, IV, 1) en que Dante se pregunta «cuál fue elprimer hombre al que se le concedió la facultad de la palabra
(locutio),
y qué fue lo primero que dijo
(quodprimitus locu-tusfuerit), y
a quién, y dónde, y cuándo, y en qué lengua
(sub quo ydiomate)
fueemitido el primer acto de lenguaje
(primiloquium)»
—y creo que
primiloquium
puede traducirse así por analogía con
tristiloquium y turpiloquium
(I, X, 2; I, XIII, 3) que se refieren al deplorable modode hablar de los romanos y los florentinos.
El primer don a Adán
En las páginas siguientes Dante afirma que en el Génesis se dice que la primera que habló fue Eva
(mulierem invenitur ante omnes fuisse locutam)
en el diálogo con la serpiente, y le parece«inconveniente no pensar que un acto tan noble del género humano haya brotado antes de los labiosde un hombre que de los de una mujer». Como ya sabemos, en el Génesis en todo caso primerohabla Dios para crear el mundo, después Adán se dispone a nombrar a los animales y, por lo tanto,presumiblemente emite sonidos (aunque todo el episodio de Génesis 2, 19 que se refiere a la
nominatio rerum
curiosamente es ignorado por Dante) y, finalmente, Adán habla para manifestar susatisfacción ante la aparición de Eva. Mengaldo (1979, p. 42) sugiere que, puesto que según Dantese habla para exteriorizar los pensamientos de nuestra mente y, por lo tanto, hablar es un hechodialógico, Dante quería decir que entre Eva y la serpiente se produce el primer diálogo y, porconsiguiente, el primer
acto de lenguaje
(y esto concordaría con el estatuto ambiguo que hemosconcedido a
locutio).
¿Acaso debemos pensar que Adán se complacía por el nacimiento de Eva en sucorazón, y que cuando ponía nombre a los animales, más que realizar actos de lenguaje, estabaestableciendo las reglas de una lengua y, por tanto, estaba haciendo metalenguaje?En todo caso, Dante utiliza este inciso sobre Eva para sostener que es más razonable pensar que fueAdán el primero que habló: y si bien la primera voz que emiten los humanos es un vagido de dolor,la primera voz emitida por Adán no podía ser sino un sonido de gloria y al mismo tiempo dehomenaje a su creador: por lo tanto, Adán habría pronunciado en primer lugar el nombre de Dios,
El
(y que «El» es el primer nombre hebreo de Dios lo atestiguaba la tradición patrística).Probablemente Dante quería destacar el hecho de que Adán habla con Dios antes de dar un nombrea las cosas, y que por tanto
Dios le había dado una facultad de lenguaje antes de que él construyeseuna lengua.
Adán habló con Dios a manera de respuesta. Así pues, Dios tuvo que haberle hablado antes a él.Pero no es necesario que el Señor haya usado una lengua. En este punto, Dante recupera latradición que se remite al Salmo 148, 8, según el cual Dios se expresa mediante fenómenosnaturales (fuego, granizo, nieve, la fuerza de las tempestades), pero la corrige sugiriendo que Diospodría haber agitado el aire de modo que éste hiciera resonar palabras auténticas. ¿Por qué Dantetiene que recurrir a esta curiosa idea de un Dios que hace resonar el aire para que Adán escuchesonidos de naturaleza lingüística? Evidentemente porque Adán, como primer individuo de la únicaespecie de animales parlantes, sólo puede recibir ideas a través de la voz. Y porque, como precisaDante en I, v, 2, Dios quiso que Adán también hablara, a fin de que en el ejercicio de este don fueraglorificado quien había otorgado tal don.
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